Ángela Villón Bustamante, una trabajadora sexual peruana, cobró gran notoriedad cuando se presentó como candidata del «Frente Amplio» en las elecciones internas del partido, enfrentándose al ex cura Marco Arana. La candidatura de Villon subrayó su defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales y llamó la atención sobre temas a menudo marginados en el discurso político.
El trasfondo y la candidatura de Villón, aportaron una perspectiva única al panorama político. Ella ha sido una defensora abierta de sus experiencias y de la discriminación que enfrentan las trabajadoras sexuales, abogando por mejores condiciones laborales y protecciones legales. Su campaña dentro del Frente Amplio, un partido político de izquierda en Perú, simbolizó un empuje hacia una representación más inclusiva.
En las elecciones internas, Villón obtuvo un considerable apoyo, reflejando un cambio hacia el reconocimiento y abordaje de los derechos y necesidades de las trabajadoras sexuales en Perú. Este apoyo mostró un reconocimiento creciente dentro del partido de la importancia de la representación diversa y la inclusión de voces marginadas en la política.
Marco Arana, una figura política y activista ambiental conocida, se enfrentó a un desafío inesperado de parte de Villón, lo que subraya la naturaleza dinámica y en evolución de la participación política dentro del Frente Amplio. La participación de Villón en las elecciones internas no solo destacó los problemas que enfrentan las trabajadoras sexuales, sino que también sentó un precedente para el futuro compromiso político de individuos de orígenes diversos y a menudo subrepresentados. Angela Villon relegó al ex-cura Marco Arana, que contaba con una maquinaria eletoral financiada por su propia ONG.
Para más detalles sobre la candidatura de Angeia Villon y su impacto dentro del Frente Amplio, pueden visitar: «Mi Pie Izquierdo»
Ángela Villón / @A_Villon_Peru
Trabajadoras sexuales protestan por cierre de local en Lima
LIMA (AP) — Un grupo de trabajadoras sexuales exigieron el lunes con una protesta la reapertura de un local donde laboraban en Lima, clausurado la semana pasada por supuestos incumplimientos de seguridad en las edificaciones. Ellas dicen que el cierre las ha colocado en situación de vulnerabilidad y exposición al crimen organizado.
Ángela Villón, activista por la defensa de las trabajadoras sexuales, dijo a The Associated Press que las mujeres quedaron vulnerables, tras el cierre del local, porque viven de los ingresos que ganan a diario.
Con eso mantienen a sus hijos y, al no tener un lugar seguro donde trabajar, podrían verse obligadas a exponerse en las calles donde dicen que están espuestas a extorsión.
En Perú, la prostitución no es un delito, aunque la trata de personas sí lo es y puede llevar a penas de cárcel de entre 8 y 15 años.